Insististe, no querías lo que yo, insististe en que te llamara y yo accedí sin gusto, con sarna, ya que para mí no existes, eres la ciudad en la sombra, en la cañería, la ciudad que no es, con tu gente que tampoco llega, y tus árboles y tus flores y tus perros y tus gatos, nada es, sólo el humo, el que transpiras, sudas cada vez que se te viene en gana y parece que todos los días te diera la gana, de tomar cada cosa que podría ser bella y llevarla a lo que tú; a ciudad, humo y mitos que nunca han sido.
Como tú insistes en que eres y, Oh sorpresa, en que además eres libre, cedí con la intención de evitar discusiones sin sentido, sin alma, en llamarte La ciudad de nadie, cuando no sé si acaso comprenderás que no eres de nadie porque simplemente no eres.
A veces me pregunto si serás únicamente tú o todas las de tu clase, meretrices del humo, cobijadas con las luces y la falta de deseo, las luces del sin deseo.
Eres una algarabía sin ideas, sin ideales, careces incluso de fundamento para tu desorden; acompañas de calamidad a tus auto nombradas "Legítimas instituciones", donde tus adalides putitas cobran su salario mensual, sus cuotas de participación, sus pedacitos de ti, burlando la razón por su patriota labor de nada.
Hueles a cianuro.
Tu fuerza pública, cataclisma de la sinagoga caminando de negro, como ocultando algo, hace mucho tiempo que dejó de representar nada bueno, pasable, justificable.
Reclutas a tus jóvenes, nacientes contaminados, a la fuerza de tus cuarteles y el demonio de tus balas, haciendo que caminar por tus calles sea un peligro para la conciencia al tiempo del miserable tributo Morir por la patria.
No tienes fuerza porque ni siquiera eres capaz de convencer sin recurrir a la violencia.
Ves pasar la vida, Reclutas la muerte.
Esa, tu falta de fuerza, no ha sido además nunca pública, porque si de defender intereses generales se tratare todos se habrían ya fusilado, cada uno consigo mismo si acaso así lo encontrasen más atractivo, en su primera y última gran contribución a la social convivencia, dejando ver, si no caigo en equívocos engañosos y tal fuere posible, algún atisbo de razón allá donde parece no quedan más que cascos y birretes verdes.
Hueles a humo, tu sudor y tu aliento es el humo, eso lo sabes, no necesitas que nadie te lo diga.
Peor que todo ello, Oh Medellín, es que por algunos días huelas, sepas, transpires, más allá del corriente de tu siempre rutina, a banquero, a especuladores manchados de faltas, caprichosas mayores del mismo burdel.
Te paso que seas católica hasta para tomar el metro, hasta para tomar un tinto, que a cada hora tengas ese olor maluco que persigue y que en tus calles la Razón parezca cosa de otro espacio, ya que no de otro tiempo ni de otro sitio, te paso ese hecho maligno del destino que te dio como cuna a tal malhechor de tablas sin nombre, de vida sin gustos, de páginas sin colores y democracia sin democracia, sin divergencia, sin opinión.
Pero que te alegres, te "pintoretees" ocultando tus mundos y aquellos a los que no quisiste darles un techo, porque un grupillo de sujetos (Hombres - Mujeres¿?) con corbata y elaboradas recomendaciones económicas de avanzada, que te dicen servirán para "paliar" los efectos de la "crisis" que no tuvieron en bien denunciar, y aunque no hubiera la tal crisis manifiesta del sistema para con sí mismo, que estos ilustres sustentan sobre los brazos de otros, sobre el corazón de nadie.
...que te arrodilles, con tus ojos grandes y hambrientos, como asustadizos, diciendo - Ayúdenme - , ustedes que parece no tuvieran ni idea o no les importara o lo que sea, - Ayúdenme que soy bella, que en mis calles no hay gentes sin calles ni sin techo, miren que soy una "Buena plataforma comercial" y los que aquí habitan gozan de tal manera que ni opinar sobre su situación quisieran o si tal vez podrían. -
Agachas tus ojos y con voz trémula pides "recomendaciones", ya que no tienes gentes ni llamaradas, si acaso clases sociales o drogadictos de las páginas.
En un instante de nutrida devoción casi que podría perdonarte que las luces que de ti emanan hagan que un telescopio sea tan útil en la noche como uno de tus rancios y profesionales políticos para dibujar un futuro, uno medianamente deseable, amable; pero esa capacidad nefasta para imponer unos cuantos tributos de palabras sobre la maltrecha realidad, y ser suma burlesca, taimada y de rodillas dispuestas, capricho que todos quieren tener y no son todos Tus gentes, no señor, sino los ladronzuelos de traje, eso, eso no te lo perdono, tu y Tú Medellín.
Mil palabras dirías y la realidad sería la misma, porque aún no crees, como conjunto, que creer sea necesario.
5 comentarios:
y en este momento estrategico
tus palabras no pudieron caerme más en peso
siempre es un gusto leerte
y apenas me di tiempo para hacerlo
pero sigo por aquí
http://www.youtube.com/watch?v=JfXhU2T_1gg
seguro es para convencerme!!
te quiero... te quiero... te quiero!!!
ESTADOS DE ANIMO
A veces me siento
como un águila en el aire.
-Pablo Milanés
Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.
Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.
A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.
Mario Benedetti
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