sábado, 28 de noviembre de 2009

11 meses.

Parado frente a la pantalla del computador me pregunto por la razón de algunas cosas que para un "analista imparcial" podrían parecer meros desafueros del día a día.

Me sorprendo a mí mismo ahorrándome un discurso y concluyendo de una manera que, si bien no llegue tal vez a llevar por sus líneas a todo aquel que la vea, sí la acojo como la que quiero, produzco y siento:

Sucede que los días se parecen entre sí, caminan uno a uno sin saber siquiera que se llaman `días`; y existe tanto que se queda en el camino bajo la mirada de una u otra fecha. Pero también y por sobre ello, está el espíritu de las cosas, el pedazo de virtud que hay en cada valor humano, eso que hace que las acciones no sean simples formas sino que adquieran sentido.

A veces creo que pongo más palabras de las necesarias, simplemente sos algo así como la virtud que da sustento a que un día sea un poco más que ello; una exploración del por qué de muchas cosas.

El Sino de todos, Sino que te quiero, Juli.


Súper record en tiempo jejeje. Gracias por todo, de verdad, porque, aunque seguimos estando lejos de la realidad, ya lo sabemos; porque, aunque no somos eternos, sí vale explorarnos en un segundo para darnos cuenta de que sólo es necesario un segundo para explotar y Ser, o para conversar y aprender.

Discúlpame lo malo jeje.

Un abrazo grande.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Compañero.

Como que aún no caigo en la cuenta de lo que pasó, como que sigo un poco en el aire.


A veces dicen por ahí que somos muchos, millones, y que por eso somos una sociedad.

A veces dicen por ahí que es difícil la vida, precaria casi y que nuestra sociedad está descompuesta. A veces dicen tantas cosas.

A veces por ahí algunos números te dicen que uno o dos no son tantos, que la vida es dura, que la sociedad descompuesta, que sí que sí y que sí; que la realidad es otra, que las cosas van y vienen, y al fin, que nada, que la nada disfrazada de palabras ciegas, vacías, de cifras sin pudor y de un país de nadie, de absolutamente nadie, donde el futuro se viste de negro y se rotula como apuesta perdida.


Usted, compañero Kike, cree en algo diferente.

Me refiero a usted, lo refiero en presente, porque así tiene que ser: estar aquí, con nosotros, parce, pelao, camarada, cucho, pana, compañero.

Lo recuerdo aquí, porque aquí está; el compañero atrevido que pasa textos de improviso mientras el profe quita la vista, como las clases de francés a las que le metía toda la gana, como los partidos de fútbol con la siempre tarjeta amarilla o roja presente, como el que se disfrazaba de abogado, igual que todos, pero que se la creía como pocos.

Sabe qué parcero, usted sigue siendo un proyecto de vida, porque es con todos nosotros una sola vida que, por más irracionalidad que le quieran imprimir, no la van a poder terminar.

No son uno o dos, no son números silenciosos, la vida somos todos compañero, es el proyecto de sociedad que nos acompañó algunas veces en coloridas conversaciones, una sociedad es la que este imposible que fútilmente nos convoca hoy, sea eso, un imposible, un impensable.

Sigue así, aquí está, porque es tan imposible lo que pasa como que deje de estarlo, como que deje de ser nuestro compañero, el que discutiendo poco da a entender lo mucho que reflexiona, el que dice tanto con esas risas gigantes que anteceden a una frase amable, corta, larga, burlona o cortante, pero siempre amable.

Parce Kike, es tan irracional escuchar que lo reporten como una cifra y que luego nos digan que todo está mejor.

Es algo absurdo, pueril, intentar reducir el dolor de su familia, compañeros, de su novia, de todos en una cifra, Que se diga que todo está bien, que la ciudad avanza, que uno o dos o tres o veintiséis, que fueron los muertos de ese 29 de octubre en Medellín, no son tantos.

Pero sería mucho, muchísimo peor, y quiero creer que comparte conmigo esta idea, salir con algo así como que hasta aquí llegamos; dejarnos de ese fatalismo canalla que a diario nos quieren imprimir, porque sabe qué compañero, aquí nadie, ni usted ni yo ni nadie somos así, fatalistas.


Tantos canales, tanta televisión, tantos periódicos, tantas mentiras, pero, qué fue lo que realmente pasó?

Una calle como muchas de un día como otros en una ciudad que parece acostumbrada a darse la espalda a sí misma y en la que unos disparos no sólo atentaron contra la vida de un joven, sino contra todos: tú que me lees, tú que me escuchas, tú que me ves, tú que estás fuera o dentro de la universidad, o en un semáforo o en el barrio, nos están matando a todos; a las ideas, al futuro, a la universidad, y así debemos asumirlo, como universalidad, con la acción, el empeño y el cariño que lo ameritan, para que al fin dejen de matarnos de a pedacitos, sociedad.


Lejos de toda la rabia contenida por tantos, pero sin prescindir de ella, para usted, compañero Kike, un abrazo con todas esas cosas que quedan en el aire, con todas esas cosas en las que creemos, un abrazo parce con cariño, y aunque en tiempos de infamia y balas las palabras pueden llegar a ser la herramienta más inútil del hombre, seguiremos tomándolas prestadas como caminos de construcción, y es así como acojo una de ellas en el significado más amplio que sé usted le dará: un Abrazo fuerte parcerito amigo Kike, de parte mía y todos un abrazo fuerte, gigante, que ni toda la desidia pueda terminar.




Y HASTA SIEMPRE.