miércoles, 23 de julio de 2008

Consuelo dulce.

Para ese entonces habían pasado sobre mi 16 etapas de esas que llaman años, mi fiesta de hace dos semanas así me lo anunciaba y supe que algo estaba cambiando, pues el revuelo reinante de todos se apaciguó y fueron para mí las miradas, todos los ojos sobre mí, como se suele decir, al momento que mi abuelo paterno se acercó y me dio a beber de su copa, la cual acabé de un sorbo y sin ningún reparo - ya saben, la tan publicitada confianza familiar - segundos antes de perder el gusto y por un instante sentir que mi garganta quería actuar en reversa a lo que siempre he creído su normal funcionamiento, mientras me suplicaba por un vaso con agua para calmar el calambre y la desazón.

Después supe que aquello se llamaba Aguardiente y que se usaba para "amenizar las fiestas", expresión ésta que no entendí, puesto que el resto de la velada navegué, entre valses y fotos, sobre unas nauseas que me querían tumbar, y que si no lo lograron, fue únicamente porque la idea de dejarme caer allí, ceder a las demandas de mi cuerpo, se me ofrecía en una perspectiva de ridículo que superaba con creces la incertidumbre que bordeaba en advertencias mi estómago y mis piernas.

La sala de mi casa estaba llena de chicos y ya tenía yo edad suficiente para entender, o bien sea, descifrar, la cosa aquella a la que había llegado mi intención, proyección física de una mente en transición sobre un cuerpo tantas veces doblegado: ahora quería yo parecer una mujer adulta, de esas que salen en la tele todos los días a las 12 y que resuelven sus problemas al calor de las sonrisas y los días de sol., no así con las mujeres de mi familia, que para tal simpleza los años fueron remedio.

Hacían parte del pasado ya los que mi madre llamaba "desbordes de señorita de 15", sin caer en cuenta, o quizás si, de que un año atrás era la misma expresión, sólo que al "quince" le mermaba "uno" y santo remedio, "creó una planilla de advertencia para toda la vida" me decía entonces y no fui muy errada, si es que acaso quiere saberlo.

Dejar los "desbordes de señorita de 15" era para ella un llamado a mi madurez, debiendo aceptar ahora yo que nunca entendí del todo qué significaba eso de madurez., pero no me importaba saberlo, simplemente y en cada ocasión decía que si, para no caer nuestras molduras familiares; trampas que, en este caso, conducían a una de esas discusiones sin final feliz, o si acaso posible, que dicha sería, aparte de los nervios al mirar a algunos a los ojos., el renacer en mi de la EVA, dos mil años después, pero con pecado y castigo intactos., y un gusto casi relevante por la literatura y los relojes antiguos, el único legado que me dejaran mis desbordes de señorita de 15: cómo evitar discusiones que sabía terminaría perdiendo, aunque no sé qué me decía que por algún tiempo, éstas enseñanzas serían suficientes para sobrellevar lo que se venía, conservando, sobra decirlo, las dudas sobre el Aguardiente.

------------------------------------------------------------------------------------------------



Cuando lo hice me sentía morir mientras creía lo mataba.

Bajo mi falda negra y camisón azul oscuro se entrecruzaban amargos sudor y miedo, formando una nueva prisión similar a la piel, indisoluble como ésta. Esa falda y ese camisón, que hacían parte de aquel extraño grupo que todos llamaban "ropa de domingo", sin que mi precoz imaginación ni mi volátil fantasía llegaran a entrever el por qué, ya que me fue simple percatarme de que su denominación obedecía a los ritos y no a los días, que podían, visto era también, variar.

Pero nada cambiaba conque yo lo supiera, igual mi influencia allí era más que remota, tanto así que todo daba a entender que tal nombre se lo había dado algún ser lejano, aunque importante, ya que todos lo adoptaban sin el menor amago de duda y sin caer en cuenta siquiera de los peligros que significaban quitarle la libertad a una u otra prenda, o bueno, peligro para nosotros, que éramos personas sin grandes recursos económicos, no humildes, por supuesto, pero pobres, eso si.

Incluso mi madre, mujer de carácter, siempre me decía, al son de una u otra pompa y solemnidad "Ponte la ropa de Domingo", ya fuera para entrar y salir de aquella casa grande en lo que todo parecía estático y nos cobraban por sentarnos, o para que se nos hiciera lo que nunca me permitía ella en otras circunstancias; mancharme la frente., pero esta vez con una especie de tierra negruzca, que a diferencia de los otros tipos de tierra, me daba calor mientras cubría mi frente y se quería petrificar, porque además impedía que me limpiara, so pena de regaño, lo que me ponía nerviosa y me hacía sudar, llegando a desfigurar el bendito lastre, con mi rostro a bordo, siendo afortunada que para tal momento ya estuviere en mi habitación, oculta al mundo, creyendo que al contar los segundos y las horas, éstas pasarías más rápido - sin percatarme acaso de que me eternizaba en la calamidad de cada instante - y terminaría por fin aquel día tormentoso, aquel miércoles cualquiera, entre tantos.


-------------------------------------------------------------------------------------------------


Era, me dice, Domingo 17 de Marzo, el cielo gris, como panza de burro para esa mañana, de un año que ahora no recuerda., aunque creo más bien no quiere hacerlo, tal vez para no revelarme su edad, que de todos modos no debe pasar de los 45, o más, con un poco de crema, retoque y ejercicio, que no imagino en ella., igual es una mujer atractiva, lo sigue siendo, aunque adivino en su mirada esquiva y en sus manos inquietas, que quizás a veces lo duda cuando la que está al otro lado del espejo la mira, mientras se pone la pijama, y le pregunta cómo estuvo su día.

No se lo menciono, más por cobardía que por no parecer impertinente, aunque en mi pensamiento, para satisfacerme, me convenzo de que es por la segunda; eso que llaman cordialidad, que tantas veces se confunde con el machismo, o la otra con la una, tampoco lo sé.

-------------------------------------------------------------------------------------------------



La fila avanzaba lenta, como siempre, con ínfulas de tristeza y santidad.

Quienes estaban allí guardaban un silencio inquebrantable; preparando sus almas, siempre creí, o bueno, ahora no así: hoy en día pienso que tenían un poco de miedo, la mayoría de ellos, a hablar como parecía ser requisito mientras estaban en sus puestos, a hablar de presentes y ausentes, partícipes y no partícipes de sus creencias, miedo a hablar como hablaban, que era de la única forma que parecían poder hacerlo cuando no estuvieren allí parados, esperando y sometidos al de tantos escrutinio.

Le temían, supongo, a que el párroco, que ellos no sabían, pero también las decía, aunque sin tanta asiduidad, aunque con igual pasión, los escuchara pronunciando aquellas palabras, de las cuales, para aquel entonces y en su mayoría, no conocía yo su significado y menos aún su alcance a la hora de llevar una conversación de un tono a otro y sobresalir entre los demás, no precisamente por su bondad., pero sobresalir, que esa era la faena.

Antes no sabía de qué referían allí las gentes sobre los otros, ni por qué lo hacían en palabras gachas y en tono suave, ni con unas o tales expresiones, esas que evitaban en los 13 ó 14 minutos que duraba esa pequeña procesión al altar. Antes no lo sabía.


-------------------------------------------------------------------------------------------------



Tenía 13 años cuando hice la primera comunión, cuando entré a hacer parte del pueblo de Dios, según escuché de don Leonidas, el párroco del pueblo, teorema que me confirmara después mi padre, que dicho sea de paso, murió dos meses más tarde al caerse de su caballo, él, arriero de profesión y montador como ninguno, que no se embriagaba hasta el hastío, no porque tuviera problemas de corazón o alzas en el azúcar, sino porque era pecado.

Ese día, en que ingresé al pueblo de Dios, lugar que debía ser grande, además, porque eran conmigo más de 50 los iniciados, por lo que temí quedarme por fuera del grupo con destino a la piedad, ese día me surgió la duda, la ineluctable duda., aunque quizás sea mejor decir que yo le surgí a ella, porque es claro me absorbió toda, me superó, lo hizo en cantatas de sofoco semana tras semana, creciendo en forma de miedo; la pluma del pecado, suave y suculenta, subiendo por mi espalda cada noche, un solo revoltijo de convulsivas e inflamantes agujas bordeándome pelvis y piernas, acariciándome toda, y yo dejándome llevar después de algunos intentos vagos por sustraerme.


-------------------------------------------------------------------------------------------------



...La incomprensión......

En mi boca, saliva, únicamente saliva...

...

Saliva mezclada con aquella pasta inodora y traslúcida casi, y toda yo luchando para que no se notara que me deshacía a la vez que su figura...

Saliva., saliva de vida amparando la muerte mientras sospechaba que allí mismo llegaría para mi la carta violeta...

Saliva con augurio,
saliva con capricho,
saliva dulce, saliva amarga,
saliva que no dice nada, no sabe nada pero lo revela todo, todo.

Saliva verde, saliva azul, saliva café,
saliva negra; negro ponzoña, negro engaño, negro miedo.,
saliva sin color.

Hay sitios de tu vida que se dividen en espacios y conjeturas para que los recuerdes siempre y sean ellos tu marca, te ramificas en años, décadas, meses o pequeñas escenas.

Saliva que se mezclaba, centímetro a centímetro y en decidido camino, con aquella lámina dócil que por fin, tras corazonadas y dudas, recreaciones bíblicas de los condenados y persecuciones de ilusión, me había atrevido a mascar.

Yo, por fin había cedido a , buscando no tener más noches en vela.


-------------------------------------------------------------------------------------------------



No lo entendía, por qué si Él sucumbía entre mis dientes seguía yo con mi existencia y sin escarnio, si había allí una acción y más que una acción una lanza contra la historia, contra todo lo que yo concebía como historia.

...Lo confieso., aunque sin rótulos sagrados ni padrenuestros, que estaba desconcertada..........temblaba, de verdad temblaba.


Por qué mi boca no sangraba, por qué de ella no fluían ríos de tinta roja sabor a dulce, por qué, si por fin me había atrevido a encauzar con mis dientes, mucho más allá de la blasfemia y el reniego, la cúspide de la que nadie dudaba era su guía; masticaba el cuerpo de Cristo tras una confesión.


-------------------------------------------------------------------------------------------------



El miedo era como una marea que me golpeaba, flujo constante que me llenaba de frío, mucho frío., a lo que el corazón insólito respondía latiendo tan rápido y siendo tan ajeno a mi mandato, que creía todos lo iban a escuchar, pero una duda se reservaba ahora el papel de ancla, mientras me convertía toda en esfuerzos para caminar derecha y aparentar amagos de conciencia por encima del arrebato, sin titubeos nacidos del desacato o la duda, hasta lograr sentarme en la primera silla que hallare a mi paso, viendo a mi madre que me reprendía con su mirada, inquisidora, diciéndome así que debía volver a su lado, como siempre lo hiciere.

Pero no era yo, o por lo menos no habían ya motivos, no había miedo, ni sonidos, casi que no había vida más allá de esto, de la duda, de mi duda, de .

Persignándome para salir y sin detenerme sobre los pasos de mi madre o los amigos de domingo lo esperaba, ya con ansias, ya con morbo, ya con mi cuerpo avivado.....pero por qué, por qué si el cuerpo de Cristo había crujido entre mis dientes, explíquemelo usted si es que puede, que yo no lo entiendo y quién sabrá además por qué nos decimos lo que nos decimos y nos dicen lo que nos dicen..........

¡¡Por qué!!...por qué mi boca no sangraba? ..... por qué si ya era para mi como un consuelo dulce para tantas interpelaciones...


------------------------------------------------------------------------------------------------


No tuve remedio...ya no creía, ya no temía., ya no era católica, ni apostólica, ni romana, ni ninguna de esas cosas, simplemente era yo mirándome a un espejo de agua y con un remordimiento menos.


-me mira y se sonríe, y me dice con los ojos que ahora soy yo cómplice de ese, su 17 de Marzo.-


Así pasó, me dice ella.

sábado, 12 de julio de 2008

...y un día por fin, en este pueblo se abolió el empleo.

- Ahí me dijo una señora que fue a la casa que era que yo tenía muy buena suerte porque tenía muy linda la mata de Ruda y además,no te conté que me tocó tirar la pencasábila a la cañada, porque ahí me dijeron que fue que le echaron sal, y desde eso es que vengo en caída, y también la señora Mercedes, cuando fue a la casa y vio la mata que me regaló la dueña de la casa, me dijo que sí, que ese Bambú Chino era bendito para la buena suerte.

- Pero es que vos sí crees que eso sirva para algo.

- Si mija, eso es bendito. Que con un poquito de agua y tierra e capote
eso le arregla a uno por fin la vida.

-A, pues ojalá y se le de.

-Avemaría mija, si es que eso era lo que yo necesitaba, para ver si
por fin se me cura esta artritis, que ya no me deja es caminar,
con lo que necesito un trabajito, doña Amparo.

-Pero sí es que no la deja ya?

-ji, qué ¡¡me duele!!, si viera, eso cuando me quedo parada
mucho tiempo, ya no puedo del dolor.

-Pero si Albita, pues ojalá y se le de el milagro.

...

-Albita y vos porquésque no te quedas quieta en tu casa,
mirate que esas camas sin tender Albita, yo no sé; o podes hacerte
una sop(ita), quesas papas ya setestán pudriendo.

-Nononononono. Yo a eso no le pongo cuidado, es que definitivamente
mijita, si los hijos diuno no pueden ni hacer un plato e sopa,
yo a estas alturas no me voy a matar por nadie y, además,
uno pa' qué les pone tanto cuidado, si después se van con la primera
vagabunda culicontenta que les hace ojitos y se los lleva a
revolcasen a cualesquier manga.......

-Albita pero mira.

- ......nooo mijita, yo no vo(a) lidiar con nadie pa' que después lo dejen a uno
por la primera sinvergüenza que se les pase por frente.....
........nonono, yo sí sé cómo son los hombres y esos,
antes que mis hijos, son es hombres.

-Pero shhh, callen la boca, que va a empezar la novela.
Miralos cómo se ven de lindos, eso sí es vida,
tan malos pero como viven de bueno, ahhh,
es que eso siesquiay gente que diosito la trata mejor.

-Pero mija, por eso no se preocupe, que él aprieta
pero no ahorca.

-Oíste Albita, pero por ahí en el restaurante comunitario
como que si vos vas y ayudas a hacer la comida y a barrer
y trapear un poquito, te dan el almuercito y hasta algunas
cositas pa' que lleves, mirate que eso es lo que hace doña carola.

-¡Nuuuu! mijita, yo sirvienta e nadie, mejor me quedó aquí
que mi diosito sabe cómo hace sus cosas; además, si yo me
espero unos añitos, ahí sí como que me meten en la
tercera edad...igual, pa' esa chichigua que le deben
dar a uno, pero bueno, eso sirve de almuercito.

-Pues claro que sí Albita.

-Pero es que ah, igual mija eso queda muy arriba;
yo no sé cómo esquiacen pa' caminar todo eso por un
plato e comida, si yo igual por aquí por la casa, con las
amigas y la familia ahí me voy sorteando.

-Avemaría yo no sé.

-Deja que ya nos vamos Albita.

-Ahh, ya tengo es dolor de cintura.

-Pero entonces póngale fe Albita, pa' ver si la cosa
se nos soluciona, no crea que no.

-Si mijita, ahora voy a echarle agüita a la mata
y a rezar unos padrenuestros, quesque ayer hice el
chance y el viernes me toca pagar el arriendo.

-Pues ojalá y se le de.

-Yo sé que sí mijita, pongale la fe y dele las gracias a dios.


(me fui sin escuchar más)

-------------------------------

P.D: no se ganó el chance, pero se está pendiente para el próximo viernes.

miércoles, 9 de julio de 2008

Alguien dijo una vez que era parcial y ese alguien aún vive......

Sobre el cadaver de noventa cuerpos cortados
avanzan diez que conservan vida., cinco de ellos
están presos, dos tienen hambre, uno está
satisfecho y el otro gobierna.


Art 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales ante la ley.



Avance su democracia, avance en potestad,
que ya por fin somos iguales ante la ley
y libres por decreto.


Bueno., creo que dejo esto y mejor empiezo la
lectura de cualquier librito imparcial,
(dicen así te vuelves buen ciudadano)
que la realidad, las calles y las ventanas,
la piel y el cielo hace tiempo que
dejaron de serlo.


Aún vives, aún sueñas,
la libertad es tu camino,
no hay una sola de tus líenas
que no esté impregnada de ella.


Tu salud mejoró y muchos tributos tuviste,
desde el silencio este es el mío,
Mario Benedetti.

martes, 8 de julio de 2008

Y es.....una piel que se pone nerviosa...

El Fauno se detiene, se observa
y descubre que no está allí.

A la vez su pensamiento sucumbe
en la búsqueda de sí.

Y es.....una piel que se pone nerviosa
y siente y es caprichosa
y se recorre en pequeños impulsos eléctricos
que le hacen variar un poco su forma
desde la vida hacia las extremidades.

El Fauno se observa y no está allí,
no es él;
aunque reconoce su imagen,
no es él.

Falta el olor, falta el tacto,
falta la electricidad,
falta rodear su tórax de presencia,
falta lo que es él, cuando es él.

El Fauno se detiene, se observa
y sabe no es él; saca entonces su flauta
y toca, buscando que despierte y adivine
dónde está.



J.L.... Quiroga.

miércoles, 2 de julio de 2008

Aserrin Aserran mientras camina.

¡¡¡ Socorro - Socorro !!! Gritaba el muerto, sin saber que ya estaba muerto.


Las calles eran oscuras, tal como la noche lo mandaba, pero el cielo resistía su encanto para otra velada de noctámbulos; para los otros, que el muerto ya muerto está y no puede ver las estrellas.

Los faroles fingían luz, pues era el desencanto quien hablaba, cuando su luminiscencia tiritaba como queriendo ser otro distinto al frío que al rededor aquejaba, o por lo menos ese era el relato del muerto, que ahora por las calles deambulaba.

¡¡¡ Socorro - Socorro !!! No era consciente de su propia muerte, de su descenso, de su vejamen.

Las almas, transeúntes, parecían aquella noche sordos emblemas, fantasmas del recuerdo y la vergüenza, cuando al pasar a su lado no se inquietaba su conciencia y menos sus mentes sin terciopelo, cosmético o brillantina, por las palabras que éste decía, las cuales, por la muerte que lo aquejaba se confundían, tímidas, con el ambiente que esta noche, sabían todos, aunque sin precisar por qué, no se podría para nada más prestar.

¡¡¡ Socorro - Socorro !!! Había allí un energúmeno y no era su ira quien hablaba, sino ahora su incomprensión la que enlutaba, tomando el mando en su expresión. Para el día en que tuvieron lugar estos hechos, aún seguía siendo él alcalde de este pueblo, su no más -terruño, que lo vio nacer, alimentarse, acaparar y desvanecerse en el reflejo de las miradas y los pasos lúcidos.

¡¡¡ Socorro - Socorro !!! Era inhumano ver aquel acto......Cualquier desprevenido, que allí no los había, se vería afligido, aún más, en el que nadie entonces se detuviera en ello ni soportara ya escucharlo: no más mentiras, no más des-ilusión; porque mi brazo no puede ser para mí enemigo., porque mi hermano no es para mi casa verdugo y mi pueblo no es mío sino que es de todos.


No más disimulos, ¡Arriba el Desacato!. Así suena la verdad sacada de un Guayacán.


¡¡¡ Socorro - Socorro !!!



Al no haberlos ya, ahora no hacen vigilia en este pueblo los verdugos, y tampoco ayunan los redentores, porque ya nadie quiere redentores.

Esa noche, en sus casas, cada uno se fue descubriendo en el otro, tomaron su pecho entre sus manos y hallaron que aún estaban con vida, se dijeron entonces, al oído, como susurro al principio, ya saben, por la costumbre: que un puñado de miedo no compra el bienestar y menos aún el alma; que no puedo sentir miedo cuando mi sangre reclama historia y libertad; que la sangre es tan grande como el amor, mas no así tan bella, lo que sí la vida; que mi pueblo soy yo, porque yo soy el otro, y mi cuchillo en pos a mi cuello no se levantará nunca.


¡¡¡ Socorro - Socorro !!!
Era el desconsuelo su guía; al que siempre le había temido casi tanto como a un comunicado sincero, similar a su vez al que le producía la esbeltez de un lúcido verso entonado a cien mil voces, a cien mil ruanas, cien mil cuadernos y en formato capela.

¡¡¡ Socorro - Socorro !!! Auxilio ahora pedía, reclamaba su muerte
y más que su muerte, un poco de atención que hiciera eco a la vanidad de sus discursos,
tal vez un pedazo de pan con sabor hogareño o un par de brazos que, en una guitarra, le dedicaran un canto; necesitaba un amigo, un compinche, alguien que le fuera confidente, que dijera quererlo.

¡¡¡ Socorro - Socorro !!! Eran sus ojos llanto y su boca un pequeño pantano que se batía tembloroso.

Reclamaba su muerte, reclamaba en el otro su muerte y, como se dijo, no por la muerte misma,
sino por abandonarse a la ilusión de que le ofrecían un segundo de piedad u odio, ya que no amor o respeto, que le eran igualmente desconocidos., cualquier cosa excepto miedo, que sobre éste ya habría navegado a sus anchas en tiempo pasado, que sin importar lo que insinúen algunos, no siempre fue mejor.

"MÁTENME, SE LOS ORDENO........se los suplico" Decía a cada ser de esa pequeña gran multitud que pasaba delante suyo, pero nadie le hacia caso, nadie lucía su intención o cuchillo
para hacer lo que él, ahora, y cualquier avezado, hasta el día anterior, creería correspondía.

Además, de qué sirven los trámites cuando nada empaña para que las flores vean el mundo a través del amanecer que ya viene y entonen allí, todas, su propio canto, que es de todos canto y es un canto bello.

De qué sirven las celdas, las vendas o un policía cuando los ojos del otro te placen porque son hermosos, tan etéreos, que sólo frente a ti, caminando junto a ti, quieres tenerlos; cuando sus manos te toman, te bastan y te llenan de vida, te abrazan y te aman, y la Vanidad se sonroja porque se le contonea enfrente la Libertad, y la observa y le tira un beso.

De qué sirve el odio cuando el amanecer se acerca y a todos ilumina que en su búsqueda están, y son ellos las calles y deja de ser el miedo su dosis personal.


Esa mañana era la magia, y si no la magia el amor, y si no el amor el encanto,
quien llevó a que todos en aquel pueblo (que se llamaba, digamos, Maconi Latamé),
después de una noche inusualmente movida, se pararan en el parque,
frente a la escuela, hacedora, y sin decirse nada, estuvieran todos al tanto
de que el muerto muerto está y de que la vida era otra cosa,
y que sin miedo es la libertad quien baila, porque sin miedo todos tienen la palabra.


Y Para qué trámites, si tenemos la palabra.