viernes, 23 de mayo de 2008

Había una vez.

En un País de esos que todos conocemos, vivían luces y vivían sombras y era una de estas últimas la que, en especial, a cada oportunidad que tenía, buscaba reflejarse en los rostros y más específicamente, en los ojos de los pobladores de ese País, que todos conocemos.

La historia cuenta que cuando esta sombra observaba y se dejaba observar, cuando hacía uno solo con una o tal persona, para ésta comenzaba un día extraño, no diré que turbado, porque no parecía serlo, sino más bien frío; caminaba, y sabiéndose en necesidad o empeño de llegar a algún lado, el que fuera, no lograba para sí motivación alguna.

No era turbación la que acompañaba a esta sombra a posarse sobre una o tal persona, puesto que la turbación requiere de una motivación, no disfruta salir de la nada, que así no podría autoglorificarse, lo que no es ajeno al mundo; lo gustan también algunas que otras aspiraciones de las que suelen llamarse fe.

Los demás rostros, ajenos, para una o tal persona que era ese día con la sombra uno mismo, parecían faltos, como lo era ésta, de motivación alguna, eran poco claros, casi borrosos cuando cualquier expresión intentaban; una risa, una burla, una entre tantas "muecas", todas se veían, por decirlo de algún modo, como intermediadas por un vidrio empañado con grasa de la más espesa calidad.

Era esta sombra quien los ojos abría cuando así lo hacía una o tal persona, a la que en su amaño conducía y era que la oscuridad emergía tanto de sí y remitía tanto de sus animadversiones cuando sentía la sangre fluir, que simplemente ningún transeúnte, si fuere observado con atención, estaría preparado para ello.

El afán de lo humano suele ser el indagar en el por qué de las cosas, vago sentimiento de culpa de aquellos que, sin conocerse, quieren potestad sobre el resto del mundo, creyendo, sin saberse aún la razón de ello, que con las definiciones la posesión de lo extraño será suya; y así, alguién dijo un día que quizás lo que buscaba al acudir sobre el camino de una o tal persona fuere un nombre., sí, tal vez fuera eso por lo que hasta ahora ella conservaba su actitud; era ésto el resultado de que tal no se hubiere considerado en el momento.

Le daremos gusto entonces, dijo aquel, para ver si así, la próxima vez que deambule y visite lo haga maquillada, o que se ruborice al sentarse al lado de alguién en el bus, o que deje la apatía y quiera charlar un poco.

Por razones que se dejaron en el camino sin detenerse en ellas, y no esto por un desaire que a todas luces sería injusto, sino, digamos, por no entrar en complicadas diatribas gramaticales o no entretenerse con sus raíces y posibles conjugaciones, en ese País le dieron un nombre que de ahora en adelante podría conjugar mucho, la llamaron Amargura y en un brote inusitado de anhelo quisieron entenderla, mas no en tal empresa descifrarla, que tampoco a nadie se le ocurrió, sino saber qué piensa cuando no los deja pensar en nada más que ella, que motivación no tiene; qué ve cuando los ve y qué siente cuando las palabras son tacto y la rozan.

...

Ese día no salió el sol en ese País que todos conocemos.

Ese día fue una misma sombra la que pobló los rincones del cielo, cuando era el día y la noche quienes debían hacerlo.

Ese día fue la Amargura quien tuvo la palabra, quien observó, sintió y fue plácida dejándose sentir.

Ese día, una sombra que no gusta de las motivaciones, acompañó paciente el transcurrir de la falta de rutina, calculando pasos entre los barrotes de los acontecimientos y en la noche, sin más, se sentó en una silla frente a otra ocupada por una o tal persona y, en medio de un silencio que parecía pactado, se dedicó a observarla., la observó y la observó mientras ésta escribía...................... quizás se preguntaba, Por qué escribe la gente cuando escribe............y Qué dice en esa hoja de papel, que ha cerrado el cuaderno mientras nos mirábamos y me he quedado sin leer.

O quizás no; tal vez simplemente observaba.


viernes, 16 de mayo de 2008

Ensayo de soneto para dos voces - 1

Un soneto a media luna.


En un instante acabaría la vida
sin prestar mérito al presente
y sería de sí el hombre un ausente
si no tuvieran en su sombra una cautiva.


El día es uno solo, conmovido,
sin empalago, con simpatía,
cuando al pasar la veía
con su cabello, oro bruñido.


Al caminar volar parecía
en cadentes piernas, amparo y sonrisa,
he allí que él tiritaba: la palabra moría.


Era ella un verso y su boca fino manto,
que hacia el señuelo su expresión vestía
en este no racional camino, en este su tímido encanto.

jueves, 8 de mayo de 2008

......................Permíteme..................


Permíteme abrazarte con palabras y mirarte con un párrafo
mientras tus gestos, roces y sonrisas
se transforman también en letras, lucidez y amparo
y me miras con tus manos y me abrazas con vocablos
y es ese un canto galante, porque la galantería es un mismo canto.


Y allí está tu tren
el que te circunda, te transporta y te recorre
por mágicas palabras
que son la misma voz del encanto.

martes, 6 de mayo de 2008

La mujer más hermosa del mundo.

Asuntos importantes


A mi eso de las fechas me parece un tanto intrascendente, digo, me suena más como a un invento comercial para que nos llenemos de tarjetas, regalos y esas vainas; creo que una vez los simpson se refirieron al tema, con su famoso día del amor, en el que se decía que "una nueva fecha especial es un nuevo espacio (necesario) para las ventas", o algo así, esa es la idea.

También creo que a la gente que se quiere se le rememora todos los días, por ese toque cierto o indecible que te hace quererla, por esos segundos, minutos o vidas que te ponen a extrañar.

Esa mujer, de la que hablo, es de las únicas que logra que me avergüence de las pequeñas cosas y es ella quien hace que me llene de motivos para nunca más sentir vergüenza; ella quien ayuda a lidiar con el pavor de los días rotos y de las noches en vela; ella quien sabe la porción exacta en que disfruto la leche en el café; ella quien me dice que si sigo llegando tarde a mis compromisos, la vida me lo terminará cobrando; ella quien se burla de mí cuando me caigo, me despeino, cuando cualquier cosa (...); aparte de todo, no cualquiera se aguanta a un hombre desordenado, que además cree que ninguna autoridad está justificada per se y que por eso suele pegarse de pequeños detalles para querer rebatir grandes asuntos, y no por capricho, Convencido.

Ningún tributo, así, estaría completo sin darse un paseito por el barco de la sinceridad; sin un te quiero, sin un te amo, aunque me lleguen a costar tanto trabajo, estas palabras, cuando en eso de la presencia estamos.

No es por una fecha, es porque la quiero; porque hoy, cuando la vi, tenía dolorcitos en sus piernas (de trabajar-de trabajar) y aún seguía con los chistes, y con sus ojos tristes, los que coloca para que la mime, sigue siendo, y quizás por ello, la mujer más hermosa del mundo.

Aunque pocas veces a ella escribo, siempre es fuente de cosas buenas.

Se llama Martha y hoy le duelen las piernas.

...............y es tan linda, que no entiendo cómo él, mi tocayo, pudo alguna vez conquistarla.

sábado, 3 de mayo de 2008

Pin pon.



Odias cuando eso pasa, pero hay moment(itos)
en los que algunas imágenes te toman por sorpresa
y te muestran que aún te atreves a extrañar;
pero bueno, sigues estando vivo, una muestra más de ello.



Cuando quieres, necesitas, pero no siempre que necesitas, quieres,
y claro, el porcentaje de lo que recoges
no siempre corresponde a lo que necesitas o quieres.


(....) Hay colores más húmedos que otros;
hay rojos que te dan un poquito más de vida
con cada una de esas pequeñ(itas) muertes,
y bueno, está de más decir que disfruto el amarillo (....)


Y el olfato.......creo que esa es otra historia.
Es como una sombrilla,
que se abre al cielo y se entera de todo
y en las grandes tormentas, allí, no te puede dejar solo.

Unos cuantos "toc-toc" y todo estará listo.







Anticipo las disculpas,
pues el dibujo no es mío.
Pero las montañas y los molinos y ellas vestidas para la ocasión,
únicamente podía ser él.