Más tarde me digo que ni siquiera sé lo que signifique esa palabra, y que tal vez sea otro de esos términos impuestos, importados para apaciguar un poco la rabia, que es tan nuestra y tan necesaria como el deseo de vida y futuro, frente a realidades tan maltrechas como las personas que las padecen. Y no es malo el que hayan cosas tan terribles, sino el hecho de que pudieran ser profundamente diferentes, porque en Colombia la realidad tendría que caber en lo francamente aceptable, un trasegar amable, cargando a gusto con los problemas propios de cada organización social, para todos sus habitantes.
Renuncio entonces a la Civilidad (más por sospechas frente a quienes suelen usarla que frente a la misma palabra) y me inclino mejor por El Sentir, ése que nos dice que necesitamos algo, nos hace falta un algo que nos han ido quitando, pero que aún lo podemos sentir si dejamos de mirar las propias necesidades y vemos que tal vez las rabias y desencantos que otros nos producen, así como la risa y el amor, obedecen tanto a sus propias necesidades como a sus construcciones.
Creo que si tal vez estuviéramos convencidos de que Nuestro futuro como sociedad depende del sentimiento y la acción de todos, primero en identificar aquello que nos define, el Cómo fuimos y el Cómo somos, para luego destruirnos si así lo creyéramos conveniente y construirnos luego, mirando nuevos puntos, o aquellos que siempre estuvieron allí pero que nos fueron arrancando poco a poco, de manera lenta y sosegada, con palabras como democracia, seguridad y bienestar, formas estas que creo tan plausibles y "perseguibles" como malversadas y desacreditadas por los "representantes de la sociedad".
La sociedad no necesita representantes; donde hay organización no hacen falta los representantes. No necesita instituciones que defender; necesita un tiempo que construir, un tiempo donde construirse.
Constuirse es, digo acá - creo yo, escarbar en el pensamiento, tomar y rechazar formas, dolerse y dejarse llevar por el dolor, levantarse cuando se le supere, si se le supera. Construirse es llevar al máximo las ilusiones, mirar porque el fin de la utopía de hoy sea el inicio de la de mañana, y entender que la peor muerte es la creencia de que se ha llegado a un punto el cual es imposible rebasar.
La muerte es la falta de energía vital, y no es esta la que mueve el cuerpo de aquí para allá y nos deja conversar, les deja a ustedes leer esto y a mí escribirlo, no. la energía vital es la ilusión con la que se hacen las cosas, ilusión de uno, ilusión de muchos, es también la rabia que me causa, por ejemplo, el no ser un hombre de acción, y no acción violenta sino Acción (sin dejar de lado que la violencia es también un método de construcción, evidentemente, pero no siempre).
Creo yo que hay que ser personas de acción, llevar al máximo las expectativas, la ilusión. Hablar es importante, papel, pero lo es más si se hace con otra persona, si creo en ella y creo y cree en mí, para construir un futuro, una nación, un universo de ideas, palabras, edificios, veredas, tiendas medianamente parecido a la Utopía que todos llevamos dentro, y me aventuro de nuevo al "todos" no por pretensión nacida de un análisis que lleve a esta conclusión, análisis que por mi parte no existe, sino porque así creo verlo en cada persona con la que hablo, así sea para "pedirle la hora" mientras va distraído por la calle, o para venderme un dulce en un bus, sé que hay algo más, que esperan algo grande, gigante, de la realidad, ese algo que pese a los golpes no nos han podido arrancar.
No hay mayor trampa ni mayor enemigo a combatir que la falta de entusiasmo, la pereza a ir más allá.
Quiroga.
(te recuerdo vivo)
"Si te quiero es porque sos...
Mi amor, mi cómplice y todo...
Y en la calle, codo a codo...
...somos mucho más que dos"
Mario Benedetti