Una figura de abrir y cerrar la mente, como el desespero, como el delirio…un sueño en bocados, mordeduras., un camino de piel entrelazado ante la vida, ante él mismo, que a tientas se hace suyo.
Una ventisca envuelve calurosa y punzante, va al fin del mundo y eleva tus partes, las separa para crearte; desatas en marea, te vuelves huida y tu piel implosiona, y es la misma definición de lo inefable en dos metros por uno cincuenta.